Hoy toca un artículo más agridulce y quizá menos descubridor. Sin que esto sirva de precedente, en las siguientes líneas os voy a hablar mas de mí y de nosotros. Aunque es un tema que llevaba días rondándome la cabeza, no era uno del que pensara hablar aquí en el blog pero este artículo de Angloitalian me ha hecho reflexionar mas profundamente y animarme a escribir estas líneas. Y aviso, suelo dar bastantes tumbos con las palabras.
En el artículo Dale y Franca hablan de como su vida de bloggers nómadas llega a su fin y como por finanzas se ven obligados a buscar una estabilidad y por ella volver a su país de origen. Y esas eran las palabras que resonaban en mi cabeza mientras lo leía: estabilidad, viajar, dinero, sueños,…

Curiosamente el 3 de octubre hace precisamente un año que me gradué en Business in Entertainment en Orlando (Florida) y en mes y medio hará un año que me mudé a Madrid. En su momento, nunca pensé que tras casi tres años viviendo el “sueño americano” volvería a España. Por supuesto pensaba que de algún modo mis sueños encontrarían su lugar en los Estados Unidos y que tal como familia y amigos anunciaban yo, Patri, estaría viviendo una gran aventura, cumpliendo mis sueños y siendo muy feliz porque claro, todos queremos viajar, vivir fuera y tener grandes relatos que contar. La pregunta del millón y lo que la mayoría no comprende es porque decidí volver a España si en Estados Unidos hay más oportunidades, salarios más altos y podía dedicarme a “lo mío”. Bien es que todo es cuestionable.
Mi realidad no era así. Bien hay personas que consiguen su sueño de vivir en los Estados Unidos. En mi caso, tras unos primeros meses de adaptación la vida estadounidense parecía de lo mejor. Cada día descubrías un rincón, una comida, un producto, una persona nueva. El estilo de vida americano, o mas bien floridiano, te puede gustar o no pero la verdad es que yo le acabé cogiendo gustillo. No solo yo sino también Rubén, el cual pasó tres meses en Florida, pero mayormente veía Estados Unidos como una película en el cine: a base de sesiones de Hangout y Skype a horas intempestivas.
Como llegué a vivir en los Estados Unidos sin poder trabajar aún me asombra pero eso es gracias a los esfuerzos de trabajo duro en clase, de ahorros, algún que otro trabajo a distancia, de las cuatro becas conseguidas (gracias al estado de Florida, no España) y de la gran técnica de pocos caprichos y mucho ahorro.

Nunca fue fácil. Por mucha novedad y fantasía que fuera todo, la realidad era que Estados Unidos tienen una cultura muy diferente a la que yo estaba acostumbrada, que los impedimentos de ser inmigrante son muchos, que ganar dinero mientras se estudia es imposible y que la competencia es muy elevada. Además, Rubén estaba al otro lado del charco y mientras intentábamos que funcionara la relación, él estaba viviendo la realidad española de quedarte en paro aún teniendo contrato indefinido y a acabar trabajando de cualquier cosa te de ingresos a final de mes.
Durante mis dos años en Estados Unidos aprendimos a sobrevivir el uno por el otro, a conocernos todos nuestros secretos y a compenetrarnos para que todo saliera hacia delante. Un ejemplo de ello es que este blog y el canal siguen en marcha.
Por encima de todo, sigo recordando los buenos momentos en la universidad, las noches en casa de los compañeros con los cuales sigo teniendo contacto día a día, los días en Disney World, el aprender a conducir y el poder disfrutar de las películas antes que en España jeje
Siempre me ha gustado viajar. He sido un culo inquieto y una mente insaciable. Todos los días quería, y sigo queriendo, aprender y ver algo nuevo. Tuve la suerte de con mi familia poder viajar por muchas ciudades europeas durante mi infancia. Paris, Londres, Berlin, Munich, Amsterdam, Milán, Lisboa,… Y cuando me llegó el momento, o cuando decidí que mi momento había llegado, zarpé hacía los Estados Unidos. Tras mucha presión por parte de la universidad, tras mucho agotamiento mental, tras muchas discusiones de pareja, tras muchos viajes express a España con posterior jet-lag, aprendí que ese no era mi momento. No lo era porque sencillamente no estaba feliz.
Ese culo inquieto se había cansado y ansiaba estabilidad. Y ahí surgió Madrid. Madrid, sin quitarle todo lo bueno, no es una ciudad para mi pero es la ciudad puente perfecta para sentar la base del camino y sueños que Rubén y yo tenemos. Actualmente viviendo en Madrid ni uno ni el otro somos mileuristas, pero pagamos nuestras facturas a fin de mes y ahorramos lo que podemos. Y bien orgullosos que nos sentimos de ello, oye! Estados Unidos sigue en mente, en la mente de los dos y día tras día cobra mas fuerza. Pero ese es otro proyecto a discutir y compartir otro día.
La realidad es que todo sueño cuesta dinero y toda aventura tiene sus partes duras. Como cuales? Como que teniendo visado de estudiante no puedes trabajar en los Estados Unidos, como que si quieres quedarte en el país tras estudiar tienes que pagar (o te descuentan de tu sueldo) tu visado de trabajo ($5.000), como que tienes que mantener una nota y asistencia mínima del 85% para que te den permiso para visitar tu país en vacaciones, como que tu pareja esté a 7.000km de distancia no pudiendo cumplir su sueño o viviéndolo sin ti, como que muchas tardes te sientes sola pero ni tus recientes amigos ni los tuyos de siempre pueden ayudarte porque no están ahí,…
Así que este sábado 3 de octubre celebraré mi “primer aniversario” de graduada, rehojearé mis trabajos con orgullo y miraré las fotos mientras una pequeña mueca de sonrisa se asoma en mi cara pero esta vez podré hacerlo con alguien a mi lado y contenta de que entre los dos estemos labrando la base económica y objetivos de nuestra próxima aventura.